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BROCHAS LIMPIAS
Por Margo
Nuestra rutina de skincare puede dilatarse hasta en diez pasos diferentes, pero hay uno indispensable al que apenas prestamos atención: la limpieza de nuestras brochas.
Especialmente si las tenemos a la vista y no las mantenemos a cubierto del polvo y demás bacterias que circulan a sus anchas por el aire.
A continuación, cuatro razones por las que deberías limpiar más a menudo tus utensilios de maquillaje:
Te ayuda a prevenir brotes de acné
Al usar tus brochas de forma continuada favoreces una desagradable recolecta de aceite, células muertas de la piel, polvo, etcétera. Es decir, los ingredientes ideales para un mejunje no tan maravilloso y un perfecto caldo de cultivo de bacterias que te vuelves a llevar a la cara con cada aplicación. Como consecuencia, tu piel se queja y responde. "Un momento, ¿eso es un grano? ¡Pero si ayer no estaba!" Claro, luego nos llevamos las manos a la cabeza tratando de hallar la explicación ante un indeseado y doloroso brote de acné.
Piénsalo. Cuando re-usamos nuestras brochas sucias estamos frotando y restregando toda esa suciedad continuamente por el rostro, haciéndonos un flaco favor al favorecer la obstrucción de nuestros poros.
2. Una aplicación más fácil y mejorada
Si tienes las brochas descuidadas y con restos del maquillaje anterior – es decir, el 'viejo' – bien adherido, difícilmente conseguirás una óptima cobertura de tu base de maquillaje o un excelente resultado para el resto de los productos en formato crema o polvo.
Tus utensilios de maquillaje te funcionarán mejor – o, mejor dicho, tal y como deberían – si los mantienes en buen estado regularmente.
3. Mayor suavidad
Lo anterior favorece otra de sus grandes ventajas, especialmente para nuestro sentido del tacto: la suavidad.
Si no retiramos, asiduamente, ese producto restante que va apelmazando poco a poco las cerdas de nuestras brochas, se alterará su forma y acabarán más ásperas irritándonos la piel. Además, también puede provocar que las propias fibras se acaben rompiendo dificultando una buena aplicación del producto.
4. Larga vida ‘Duracell’
“Duran, duran y duran”. Tal y como aclamaba el popular anuncio de baterías, ¿recuerdas?
En consonancia con el punto anterior, una brocha limpia es sinónimo de una “brocha feliz” ya que sus fibras sufrirán menos y gozará de una mayor vida útil.
¿Qué usar para limpiarlas en profundidad?
Basta con agua y jabón o incluso champú para bebés, ya que se trata de un limpiador mucho más suave y delicado que no reseca. Estaría especialmente indicado para brochas de pelo natural.
También necesitarás una toalla limpia para dejarlas reposar encima y que se sequen al aire o al Sol; un vaso con agua y una almohadilla de silicona - si no tienes, puedes emplear la palma de tu mano - sobre la que ir frotando cada herramienta y deshacerse más cómodamente de la suciedad.
¿Cómo limpiarlas?
Lo primero, cuidado con el agua. Es importante que no llegue hasta el mango y se acumule junto a un exceso de jabón arruinando poco a poco tu brocha. Asegúrate de que el agua caiga desde la base del pelo hasta la punta, empapando bien sólo la parte del pelo.
Cuando las dejes secar al aire, déjalas descansar sobre una toalla limpia y en plano o boca abajo. Si las dejas boca arriba dificultarás su secado y el agua podría acumularse en la base del mango, oxidándolo y provocando el desprendimiento de las fibras.
Como recomendación final, mejor mantenlas bien seguras y guardadas en compartimentos donde no les llegue ni se acumule el polvo. Pero si te gusta mantenerlas en un pequeño recipiente al aire… entonces, no te olvides de darles un buen baño, al menos, semanal.
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