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C A R T A
M E , MYSELF & I
Por Margo
14 de febrero de 2022
Mira, por ahí viene Cupido con un puñado de flechas en una mano y bombones en la otra.
El hecho de que San Valentín se haya convertido en otra excusa más a merced del capitalismo es de lo más manido que hemos escuchado y debatido todos estos años. El reproche de “El amor se celebra todos los días” junto a los incesantes memes de Frodo y 'Sam-Va-Lentín', son el TT cualquier 14 de febrero. Sin embargo, qué tiene de malo regalarle un día especial al hechizo más poderoso que recae sobre el ser humano.
No cabe duda de que se corona como el núcleo central de todas las Artes: poemas, epístolas, canciones, literatura, la danza, pintura y escultura. Se trata de una fuerza motriz más potente que el motor de un avión para hacernos levitar, arriesgándonos a una caída libre si las cosas no marchan bien. Representa la mejor alternativa a no hacer la guerra, la fuerza sísmica capaz de mover montañas, un efectivo disolvente contra el orgullo y el mayor coleccionista de mariposas.
El Amor, con mayúscula, es el pretexto perfecto que nos exime de hacer verdaderas locuras tras una sobredosis de oxitocina. Y hablando de éxtasis y sustancias adictivas, acabo de terminarme el último capítulo disponible de Euphoria (el 2x06) y creo que lo podemos usar como buen ejemplo para ilustrar lo que es el ‘Buen Amor’ y qué es el ‘Mal Querer’ según nos cantó La Rosalía. Aunque supongo que cualquiera con dos dedos de frente puede percibirlo.
Esta temporada nos quitamos el sombrero ante actuaciones absolutamente brillantes, así como escenas que nos quitan el aliento, el sueño y las lágrimas. Sam Levinson hace que me revuelva en la silla durante los casi sesenta minutos que dura cada episodio, aunque tampoco soy capaz de apagar el ordenador.
Lejos de parecer una inocente e ingenua serie adolescente - tal y como expresó la actriz protagonista, Zendaya, en un comunicado de Instagram - se exploran temas mucho más maduros y delicados de asimilar o consumir como espectadores. No creo que pueda continuar esta carta sin soltar algún que otro spoiler, así que te invito a pararte aquí si aún no te has puesto al día con la serie y vuelvas cuando lo hayas hecho... #porfa.
Coincidiréis conmigo en que uno de los grandes reclamos que nos han mantenido pegados a la pantalla semana tras semana ha sido la “pareja” de #Fexi que brotó inesperadamente de la nada en el primer episodio. Tampoco es que Levinson nos haya regalado muchos momentos íntimos entre ambos... de momento. Sin embargo, la escena de Fez y Lexi juntos de la mano y con la banda sonora de ‘Stand by me’ de fondo es todo por lo que creer en el amor hoy. Una dulce imagen intercalada con un violento Nate Jacobs de camino a casa de Maddie donde, sin duda, ha tenido lugar el culmen de la toxicidad en su máximo esplendor. Os juro que, por unos minutos, he dejado de respirar.
Ya desde la primera temporada hemos sido testigos de la cruda relación amorosa que mantienen estos dos personajes. Un noviazgo caracterizado por el maltrato físico, verbal y psicológico por parte de ambos. A pesar de ser retratada como 'una chica de armas tomar', atribuyéndose un carácter aparentemente fuerte e imperioso, Maddie resulta ser la principal víctima de una relación llena de desprecio, traición – por parte de su exnovio y mejor amiga – y hasta amenazas de muerte. Violencia de género en estado puro.
De repente, sólo visualizamos relaciones que representan todo lo que está mal: Jules-Rue-Elliot o Maddie-Nate-Cassie. Pero también el matrimonio fallido de los padres de Nate a causa de la mentira y deslealtad o la falta de sinceridad entre Ethan y Kat. Todo es un "desastre" o, mejor dicho, tal y como es: complejo.
En cuanto a Kat - cuyas habilidades sociales para romper con alguien son un rotundo cero - también diré que nos muestra un tipo de toxicidad que hiere a nuestro amor propio. Como vimos en los primeros episodios, la joven atraviesa una pequeña crisis y no logra sentirse cómoda en su propia apariencia. Encima tiene que lidiar con una oleada constante de mensajes del tipo 'Love Yourself’ que acaban por hundirla, un flujo incesante de balas que son disparadas por las abanderadas del perfecto canon de belleza al que toda joven "debería aspirar".
Lo importante de esta escena es que muchos jóvenes - sobre todo, mujeres - se sienten o se han sentido en su piel en múltiples ocasiones. A veces no logras encontrarte cómodo en tu propio cuerpo, pero no por ello debes culpabilizarte o forzarte a estar bien cuando no lo estás. No digo que debamos rendirnos al rechazo o desprecio, sino empezar a exigirnos menos, aceptarnos tal y como somos y dejar de compararnos de una forma más orgánica y natural. Hay días que se nos hace más cuesta arriba, pero en toda obra de tres actos necesitamos experimentar el nudo antes de llegar al desenlace. Por ello debemos mostrarnos paciencia y aceptar que estamos destinados a mantener una relación con nosotros mismos hasta el final de nuestros días. Tú eres tu media naranja y la completa.
Si bien Rue está enganchada a las drogas para mitigar el dolor que le provoca la ausencia de su padre, parece que ninguno de nuestros protagonistas está preparado o dispuesto a terminar sus relaciones sentimentales de buena gana a pesar de todo el daño que les están haciendo. Hola, Cassie, qué te pasa en el coco. Pero bueno Euphoria nos ha prometido mucho drama envuelto en glitter y es a lo que hemos venido a ‘consumir’ legalmente.
Además de todos estos nudos emocionales que involucran a varios de nuestros protagonistas, dedican un generoso espacio al amor genuino. Nadie puede negar que el amor de una madre o padre se sitúa en un estrato superior que, difícilmente, sabremos identificar hasta que no lo experimentemos en nuestras propias carnes.
Aun cuando el torbellino ‘Rue’ arrasa con toda la cordura y estabilidad de su hogar con su madre y hermana menor como víctimas colaterales, la familia se mantiene a su lado perdiendo el equilibro como quien se agarra a una peonza para que vuelva a recobrar la ilusión por la vida. Tampoco podemos obviar otro pilar fundamental en la ruta hacia la sobriedad de Rue: Ali. Su amigo y 'mentor' que, a pesar de la dura conducta de la joven, le perdona y le tiende la mano para salir del pozo juntos.
El amor familiar y el amor desinteresado de una verdadera amistad es lo más poderoso e inquebrantable que esta serie nos quiere transmitir, a pesar de los incesantes motivos que parecen jugarles en contra.
Para ir cerrando esta carta me gustaría afirmar que el amor es aquello que nos ciega y, a su vez, también nos despoja de la venda que nos impide ver con más claridad a los demás. Nos ayuda a ser más empáticos con las circunstancias ajenas y, en definitiva, nos hace más humanos. Como ocurre con la serie de HBO a la que le he querido dedicar estos párrafos.
Festejarlo durante el mes más corto del año parece más un artificio poético que pretende enfatizar su – en ocasiones - carácter efímero. Aunque, tal y como expresa nuestro refranero español: Lo bueno, si es breve, dos veces bueno.
Celébrate hoy y todos los días del año repitiendo conmigo la afirmación narcisista del día: ‘Me, myself and I’. Porque de vez en cuando también toca reordenar nuestras prioridades.
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