top of page
76B2449B-C9D4-47D3-8E00-477A3800F2E7.JPG

C A R T A

(O) C U L T O   al   CUERPO

1 de julio de 2022

Por Margo

   Hace poco más de una semana que entramos de lleno en la segunda estación del año.

Coincidió con una sofocante ola de calor que resultó ser mucho más extenuante para todos los que no pudimos darnos un chapuzón en el mar, y una auténtica angustia para quienes teníamos la osadía de poner el aire acondicionado con lo que aprieta ahora la factura de la luz. Así que, la solución más primitiva e intuitiva es la de siempre: destape y abanico en mano

Ya toca liberar nuestras pieles paliduchas de las costuras de las mangas largas después de un invierno opaco que nos ha privado del más leve rayo de Sol. A mí esto 'ni fu ni fa', ya que debo permanecer en la sombra los 365 días del año por recomendaciones médicas. Os explico.


   A mediados de junio tuve una consulta con mi doctor desde hace ocho años. Probablemente, la relación extra-amistosa más larga que he mantenido en mi vida.

Me fui pa’ Madrid sin remordimientos, con una maleta llena de sueños, una analítica de cinco páginas y una bolsa llena de nervios. Conforme escribo esto, me doy cuenta de que apenas se lo he contado a nadie en casi diez años. Guau.


Del hospital salí aliviada porque recibí la noticia que por muchos años esperaba escuchar. Aunque la “batalla” no haya concluido, por el momento mi cuerpo se ha mantenido lo suficientemente fuerte como para gozar de una pequeña tregua – unas vacaciones de verano sin mucho Sol, aun así - hasta el año que viene... o eso espero. Teclear con los dedos cruzados es algo difícil, creedme.

Junio me ha ayudado a comprender que armarse de una mentalidad positiva con la que enfrentarse a los problemas, nos ayuda a evaluar el escenario desde un rincón de la sala donde le llega más luz. La solución siempre está ahí.


   Qué urgente es cuidarnos bien tanto por dentro, como por fuera. Nuestro organismo desempeña una admirable misión cada día con tal de seguir funcionando correctamente para nosotros, aunque no reparemos demasiado en ello porque tenemos la cabeza puesta en otra infinidad de preocupaciones de diversas magnitudes. Por cierto, os comunico que tengo Covid. Después de siete olas y otra de calor, mi cuerpo y el 'bicho' se están batiendo en un emocionante duelo encima del ring de boxeo. Voy ganando asaltos uno a uno, por supuesto.


   Es fascinante cómo en el interior de tu organismo se establece un diálogo ordenado entre tus entrañas con tal de sacar el trabajo de la mejor manera posible hasta la jornada siguiente. Así que, ¿por qué lo despreciamos tanto cuando toca mostrarlo al aire? Después de todo, piénsalo... ¡qué más dará un puñado de estrías, cicatrices, celulitis o flacidez! ¡Estás vivo y sano!


He llegado a escuchar comentarios del tipo: “No puedo bajar a la playa así”; “No me atrevo a quitarme la camiseta”; “Con lo blanca que estoy, qué vergüenza”; “Estoy demasiado delgada y la gente me mira”; “Otro año que no llego a la 'operación bikini' ”, “Ahora mismo me encuentro en una mala relación con mi cuerpo”. 


Mirad, no voy a ser hipócrita. Muchas de esas barbaridades - y alguna que otra más - también se me han escapado de la boca en cuantiosas ocasiones. Año tras año, me atrevería a decir.

Supongo que nadie es inmune a los efectos de una foto con un mayor o menor número de ‘me gustas’. Es bastante difícil no mirar de reojo a un escaparate público donde consumimos, casi sin querer, lo que la gente aplaude a golpe de ‘like’. Al menos vamos avanzando - a pasitos de hormiga - y empezamos a mirarnos con una actualizada compasión y sensatez.


   El cuerpo es un templo que hay que velar y mantener en buen estado, ya que es lo que marca la diferencia entre estar aquí… o no. Es un contenedor de infinitas posibilidades, un cheque de numerosas oportunidades que poder validar día tras día tras día. Su fecha de vencimiento queda bastante clara, así que aprovéchalo mientras puedas.

También es como la nube pero con un plan de almacenamiento ilimitado. Un iBody donde almacenamos todas nuestras vivencias pasadas y que tendemos a reciclar como si nos enraizáramos a un déjà vu continuo. De ahí salen las cicatrices, de hecho. 

A veces parece que nos hayamos puesto la vida en modo 'reproducción automática' y dejamos que se repita el mismo suceso, la misma ilusión, la misma cagada. Todo como un círculo vicioso. Te dices: "Pero si esta película ya me la conozco yo". Entonces, ¿por qué diantres sigues pulsando el botón de rewind


El eterno retorno. El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, incluso, un alto múltiplo de veces. Pero aquí seguimos: mi cuerpo y yo. La relación extra-amistosa más larga que voy a mantener jamás... hasta el final de mis días. Y tú también. Por ello, ¿vas a permitir que sea tóxica?


   Como última reflexión acerca del tema, quiero apuntar lo esencial de no olvidarnos de entrenar no sólo nuestra cáscara, también la mente. Ser fuertes de pensamiento nos nutre por dentro con efectos infinitamente positivos.


Mens sana in corpore sano. Yo sí creo en la ineludible conexión mente-cuerpo y cómo a veces las alteraciones emocionales se traducen en desajustes fisiológicos de distinta gravedad. De nosotros depende apostar por nuestro bienestar, elegir con sabiduría a nuestras compañías y deshacernos de todas aquellas personas que no hacen más que provocarnos dolores de cabeza y de corazón en el contexto más literal y figurado.  


   Mirad que no creo en el horóscopo, pero me gusta leerlo asiduamente. Por las risas, por ver qué se cuenta. El caso es que para este mes de julio me recomienda desconexión total de redes y, muy especialmente, de personas-peonza que puedan alterar mi equilibrio. Por primera vez puede que le haga caso.


Quizá sea momento de descansar por un tiempo y dejar de invertir demasiadas energías mirando a una pantalla. Voy a permitirme un ratito sin ruidos a mi alrededor, sin contaminación acústica. Este mes trataré de mutear todos esos pensamientos adictivos que me lanzan a la misma espiral de siempre como si estuviese atrapada en una escalera de caracol hacia ninguna parte, forzándome a recorrerla de arriba abajo una y otra vez. Con lo tranquila que empecé el año y todavía queda la otra mitad. Venga, voy a tomarme un descanso y de paso un paracetamol.


   Celebra tu cuerpo y acude a él cada vez que necesites guía y paz. Asimismo, escucha sus necesidades porque él también necesita un poco de tu feedback


Recuerda que gracias a ti escalas montañas, bajas pendientes y te paras en un llano a respirar después de tantos altibajos. Te caes, te levantas, conoces otros cuerpos, te acercas a otras mentes, a otras bocas, te abandonas a otros brazos.


Echas en falta y echas a andar cuando decides que es hora de abandonar un lugar que ya no se siente como antes. Te preguntas mil y una veces el ‘por qué’ de algunas cosas o ‘qué ha pasado’ con ciertas personas. Te estrujas los sesos tratando de hallar una respuesta válida que anule tu decepción, porque "de la cárcel se sale, pero del cementerio y de la decepción no". Al cabo del tiempo volverás a saltar, reír, bailar y compartirte de nuevo.


El eterno retorno. Tropezar con la misma piedra cincuenta trillones de veces y levantarte otra más, porque 'esta película ya te la conoces'. Y todo esto se queda grabado dentro de tu iBody.


Tienes un cuerpo maravilloso que te permite cosas extraordinarias, crecer, expandirte, hacerte más inmenso de cuerpo y corazón. Es de ahí de donde salen las estrías, de hecho. Así que espero que colecciones muchas a lo largo de tu vida.

Haz lo que quieras contigo, porque para eso te perteneces


Ríndete culto, pero no te ocultes.

bottom of page