Golden Hour
Por Margo
Hace varios años que comencé este apasionante viaje - casi ciencia, aunque tampoco tiene mucho misterio - del autobronceado en casa.
Aunque no soy una grandísima experta en la materia, algo he aprendido a base de prueba y error. Por ello, déjame explicarte todos los tips sobre cómo aplicarlo correctamente y cómo mantenerlo bonito a lo largo de la semana.
Con todos mis respetos, tomar el sol está pasado de moda. Bueno, al menos para mí que lo tengo más que prohibido desde hace ocho veranos.
Además de vivir saltando de sombra en sombra, tampoco me despego de mi crema solar: el mejor producto anti-edad por excelencia. Gracias a un exhaustivo trabajo de concienciación individual y colectiva, hemos admitido la inmensa lista de efectos perjudiciales que acarrea pasar largas horas de exposición solar: manchas, envejecimiento prematuro de la piel, sequedad y otras afecciones más graves que pueden comprometer seriamente nuestra salud. Vamos que, “poca broma” con esto.
Gracias a este ejercicio de reflexión generalizado, son muchas las alternativas disponibles para alcanzar esa tonalidad dorada tan codiciada cuando se aproxima la época estival. Una de ellas: el auto-bronceado. Se trata de un procedimiento rápido, indoloro - aunque no inoloro - y con resultados casi inmediatos. Lo mejor de todo: sin necesidad de exponerte directamente al Sol.
¿Qué es? ¿Cómo funciona?
Los autobronceadores son productos cosméticos no perjudiciales que nos ayudan a conseguir un bronceado artificial sin necesidad de tener que exponernos a los rayos ultravioletas del Sol.
Contienen dihidroxiacetona (DHA), principal responsable de teñir las células de la piel de forma progresiva. Los puedes encontrar en diversos formatos – mousse, loción, toallitas o spray – y su efecto es temporal. Si mantienes unos buenos hábitos de cuidado de la piel, te puede durar hasta diez días. Aun así, debes de tener en cuenta que el color se va ‘cayendo’ con los lavados y con cada exfoliación.
Cómo aplicarnos autobronceador
Tal y como nos cantaría Dua Lipa, estas son tus nuevas 'New rules' para conseguir un bronceado natural y saludable:
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Exfolia antes... y durante.
El truco está no sólo en exfoliar la piel las 24 horas previas a la aplicación del autobronceador, sino que debes repetir el proceso al cabo de unos días – unos cuatro o cinco, más o menos - para devolver la uniformidad al color.
No te olvides de insistir en las zonas más rugosas de la piel como codos, rodillas y tobillos.
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Hidratación sin límite.
Aplícate crema hidratante a diario. De este modo, el tono del bronceado te durará por mucho más tiempo y lucirá más natural.
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Si tienes manchas, protégelas con vaselina.
Si tienes manchas en la piel por problemas de hiperpigmentación, aplícate por encima una ligera capa de vaselina antes de extender el autobronceador. Problema resuelto, ya verás.
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Modo barrera: activado.
Las zonas rugosas o con pliegues tales como los codos, rodillas, tobillos o muñecas suelen darnos más problemillas a la hora de aplicarnos el producto. Presta especial atención a estas áreas porque suelen ser las que terminan por acumular el producto de forma irregular y nos dejan aspecto ‘sucio’.
Para evitar este efecto tan indeseado, unta estas zonas con un poco de tu crema hidratante favorita, deja que se absorba bien y empieza a extender tu producto autobronceador sin miedo. Conseguirás un tono uniforme en todo el cuerpo.
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Usa ropa oscura y holgada.
Opta por prendas que no te aprieten, ya que pueden dejarte manchas. Aunque los autobronceadores más modernos contienen fórmulas mejoradas y no suelen manchar, mejor prevenir que curar. En cualquier caso, desaparecerán por completo al lavarlas.
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Elige la mejor textura para tu tipo de piel.
En crema, mousse, bruma o aceite.
Sólo tienes que ‘dar con la tecla’ y escoger el mejor formato para tu tipología de piel. Así, las lociones y aceites son fantásticos para pieles secas; las espumas o mousse son idóneas para pieles grasas y con el spray llegarás a las zonas más complicadas sin necesidad de contorsionarte tanto como un acróbata del Circo del Sol.
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Ojito con esas manos.
Si te aplicas el producto con manopla, arrastra el exceso o sobrante que queda en el propio guante y acaríciate con suavidad el dorso de tus manos. Haz lo mismo si se trata de una loción o aceite pero, ojo, ¡lávate las palmas de las manos inmediatamente después e insiste bien entre tus dedos!
¿Y en la cara?
No es secreto de influencer que una de las principales razones por la que lucen tan buena cara por las mañanas no se explica sólo en un buen ritual de skincare: el autobronceador facial guarda algo de culpa.
El rostro es la zona más delicada a la hora de aplicarlo, ya que es la más visible. Cualquier error en su aplicación puede traducirse en unos resultados indeseados muy difíciles de esconder. Además, junto a las manos es una de las áreas donde el bronceado se desvanece más rápido, por lo que habría que re-aplicarlo con mayor frecuencia.
Como última sugerencia, además de repetir toda tu prep-routine, acuérdate también de proteger ciertas zonas como las cejas o el nacimiento del cabello.