HASTA EL CUELLO
Por Margo
La piel nos recorre de la cabeza a los pies y, sin embargo, pecamos de poco entusiasmo a la hora de cuidar ciertas partes de nuestro cuerpo como el cuello o escote.
Cómo es posible que le dediquemos hasta diez pasos - o más – a nuestra rutina de skincare y no le reservemos ni uno solo a una de las zonas más castigadas con el paso de los años.
La piel del cuello y escote hay que mimarla de la misma manera que la del rostro, lo que implica también una buena limpieza e hidratación. Ten en cuenta que donde más se aprecia el paso del tiempo y los estragos producidos por agentes externos como el sol, viento o polución es justo en estas dos áreas tan delicadas.
Si a eso le añadimos que gran parte del día lo pasamos con la cabeza gacha y completamente absortos en nuestra pantalla del móvil, el envejecimiento en mandíbula y cuello se acelera mucho más. Este impacto o consecuencia se conoce como 'tech-neck' y ya empieza a manifestarse en generaciones cada vez más tempranas. Millennials, tenemos un problema.

Entonces, la hidratante de rostro… ¿no sirve?
No, queridos. No es suficiente. Y lo mismo para la crema corporal, cuya composición y textura no hacen match con estas zonas. ¿Recordáis lo que os expliqué en cuanto a la crema de manos? Si no lo has leído aún, haz click aquí y te cuento.
Se tratan de partes de nuestro cuerpo que precisan de unos ingredientes y tratamientos determinados que ayuden a prevenir ese envejecimiento prematuro.
Además, según nuestra tipología de piel –seca, mixta o grasa – nuestra crema facial se ocupa de unas problemáticas y no cubre unas necesidades más concretas como la firmeza, acción anti-manchas o la acumulación de grasa.
A problemas, soluciones
¿Primeros síntomas? Arrugas, flacidez y la acumulación de grasa bajo el mentón conocida como papada, una de mis palabras favoritas de entre todo el extenso vocablo español.
La piel del cuello carece de glándulas sebáceas y tiene menos fibras de colágeno y elastina, por lo que la aparición temprana de arrugas no es de extrañar. Por ello, las cremas dirigidas a esta zona persiguen activar esa producción de colágeno y aportarle una mayor tonicidad.
Para evitar la pérdida de elasticidad e impedir ese descolgamiento y flacidez, 'abusaremos’ de productos que contengan agentes reafirmantes y redensificantes.

Se caracteriza por ser una piel tan fina como la del párpado, por lo que resulta muy sensible y está menos ‘preparada’ para protegerse de agentes externos.
La principal solución la hallamos en pequeñas infiltraciones de ácido hialurónico, sesiones de radiofrecuencia y ultrasonidos – para el caso de las pieles más maduras y dañadas – o lo más efectivo, la cirugía. Aunque si no estamos muy interesados en someternos al poder del bisturí, lo mejor ya lo expresa el dicho: ‘Más vale prevenir que curar’.
Podemos empezar con los deberes de cosmética desde casa y aplicarnos un antioxidante como la Vitamina C o un Retinol en bajas concentraciones, ya que es un producto algo agresivo y difícil de tolerar por pieles sensibles.
El escote
Puesto que se trata de un área fotoenvejecida - es más finita y suele reflejar el daño solar acumulado -también nos interesa aplicarnos activos redensificantes y protegerla
cuando nos expongamos al Sol.
Al igual que en el rostro, es conveniente realizar una previa exfoliación de carácter semanal para renovar la piel y prepararla antes de proseguir con la rutina. Asegúrate de que sean productos de exfoliación suave y no uses el mismo que se indica para otras partes del cuerpo.
Por último, los cambios bruscos de volumen - como ocurre durante el embarazo - así como practicar deporte sin una buena sujeción, puede perjudicar la salud y aspecto del pecho.
Para contrarrestar esto, son buenos los ejercicios tonificantes y las medidas posturales, las duchas de agua fría, masajes circulares y utilización de sujetadores que nos recojan bien o sean altamente compresivos para evitar el efecto rebote mientras hacemos ejercicio.

¿Por qué nos salen manchas en el pecho?
Pues por la misma razón por la que nos aparecen en las zonas altas de la tez: debido a una sobreestimulación en la producción de melanina.
Esta hiperpigmentación puede deberse a causas hormonales – durante el embarazo somos más propensas a presumir de melasmas – por ingesta de medicamentos que nos vuelven más fotosensibles, la genética o la exposición prolongada al Sol sin una protección adecuada.
Por ello, es lógico caer en la cuenta de que el mejor remedio siempre será el uso de un protector solar de calidad.
The Dream Team
En cuanto a hidratación, los aceites y sérums resultan ser los mejores aliados. En este caso y al contrario de lo que ocurre con la moisturizer, sí puedes usar tu mismo sérum facial.
Al igual que en el rostro, la aplicación de un suero como paso previo a la crema hidratante es un must, ya que contribuye a una mayor hidratación y nutrición. También nos ayudará a combatir esos “temidos” – en entrecomillado, porque hacerse mayor es buena señal - signos de la edad.
Entre su lista de ingredientes deberíamos encontrar antioxidantes como la vitamina C, retinol o agentes reafirmantes – como el DMAE o Dimetilaminoetanol – ya que actúan como grandes ‘paralizadores’ del tiempo.
Por último, entre otros compuestos que no pueden ‘faltar a la fiesta’ además de los nutritivos, encontramos los liporeductores como la cafeína y despigmentantes como el ácido kójico para acabar con las manchas más persistentes.
El gym en casa: tabla de ejercicios faciales
Además de la aplicación de un producto cosmético, es bueno ejercitar la zona con ligeros masajes ya sea con tus propias manos o ayudándote de un face-roller. Hay múltiples prácticas o coreografías que poder imitar para activar la circulación y hacer más efectiva la penetración de estos activos en la piel.
El cuello. El punto de partida se sitúa en el mentón. Empieza desde aquí, extendiéndola desde la barbilla hasta la oreja y rodeando tu mandíbula. A continuación, ve bajando por el cuello suavemente y bordea el hombro para terminar en el escote. Misma secuencia para el otro lado.
En el escote. La dirección del movimiento debe de ser siempre ascendente, desde el pecho hacia los hombros. Para estimular y reafirmar, con ambas manos abiertas sobre el pecho y en posición horizontal, arrastra hacia afuera ejerciendo ligera presión con la yema de los dedos.